Ayunar no trata simplemente de restringirse de la ingesta de algunos alimentos, porque si fuese solo eso entonces sería una dieta, y el ayuno no es una dieta, aunque efectivamente transformará tu cuerpo. El ayuno se trata de algo mucho más profundo y poderoso, el ayuno otorga un poder sobre natural a quien lo realiza con propósito, entrega, y dirección correcta.
El ayuno correctamente realizado va acompañado de varias otras prácticas más, entre algunas de ellas está la oración, la meditación, desafíos diarios que trascenderán el ego para conectar directamente con el espíritu, y otras actividades más.
Puedes encontrar algunas referencias a este tipo de práctica en los Upanishad, en el Mahabaratha, en el Antiguo Testamento, en el Nuevo Testamento, en el Corán… En distintas épocas y lugares aparece como una poderosa herramienta espiritual. Pero, ¿cuál es el poder oculto que hay detrás del ayuno? Depende de cómo la vivas y de cuánto te entregues……
El ayuno una herramienta espiritual poderosa
Desde hace miles de años, tanto en oriente como en occidente se realizaban ayunos en distintas prácticas espirituales. Los antiguos maestros rishis y yoguis lo realizaban para controlar la mente y los sentidos, liberarse de las ataduras del ego y la dependencia del maya o ilusión cósmica, y de esta manera avanzar en el camino del crecimiento espiritual y la autorrealización; obteniendo beneficios adicionales como desintoxicar el cuerpo y rejuvenecerlo.
Los cristianos tenían integrados diferentes periodos de ayuno que utilizaban para alejarse de lo mundano, concentrarse en Dios y así fortalecer esa relación divina. Algunos practicantes ponen alguna intención/petición, la cual generalmente es manifestada por el cambio interno y de auto-referencia del practicante.
Los resultados físicos y las recompensas espirituales que aporta el ayuno son maravillosos: por una parte, el espíritu dentro de nosotros se separa de las exigencias del cuerpo, y por otra parte el cuerpo se libera de los hábitos y dependencia material.
El ayuno con intención, acompañado por oración, meditación y una guía de trabajo día a día se convierte en un herramienta capaz de transformar completamente a la persona y toda su vida.
Beneficios Espirituales con el ayuno:
Los cristianos lo expresaban de la siguiente forma: Desata ligaduras de impiedad, suelta cadenas de opresión, libera a los quebrantados y rompe todo yugo.
El ayuno correctamente realizado:
- Limpia y fortalece el templo interior
- Aumenta la fuerza de voluntad
- Por la fuerza de voluntad necesaria para resistir los embates del apetito aumenta la estabilidad psicológica y la auto confianza
- Puesto que las cadenas que atan al espíritu con el cuerpo son más frágiles es más fácil conseguir el éxtasis y gozo espiritual
- Se consigue una visión interior más aguda y profunda
- Aumenta la devoción personal y la Fe
- Se establece una comunicación más directa con DIOS
- Clarifica la visión interior
- Ayuda al despertar de la Conciencia Cósmica
- Se canaliza la energía más fácil, puesto que es una época propicia para la sanación
- Como uno está más limpio interiormente se puede realizar ejercicios de Perdón más fáciles y efectivos
- El Ayuno es algo sobrenatural, porque aplastamos lo carnal/material, para entrar en lo sobrenatural de DIOS.
- Ayuda al domino propio
- Nos pone en lugar de sensibilidad al Espíritu
Beneficios en el cuerpo con el ayuno:
La curación es un proceso biológico y el ayuno posibilita que el cuerpo ponga en marcha todos los mecanismos de desintoxicación (limpieza) y regeneración. Cuando una persona ayuna no gasta energía en el proceso de digestión y asimilación de nutrientes y esa energía que ahorra la invierte en los procesos de eliminación y auto-curación. Todo ello lo hace guiado por la inteligencia somática, esa misma inteligencia que hace que nuestro corazón lata, de día y noche, que nuestros riñones filtren la sangre de desechos o que el hígado tome las sustancias necesarias para reconstruir el cuerpo y sus funciones y neutraliza las sustancias tóxicas ingeridas, y todo ello sin que mentalmente o conscientemente tengamos que decirle cómo hacerlo. Esos mismos órganos, al no tener que trabajar horas en la digestión excesiva y asimilación de alimentos, recanalizan su energía hacia los procesos de curación. En resumen el ayuno no cura, es el cuerpo como organismo vivo que es el que pone en marcha todos los procesos de auto-curación mientras ayunamos.
Aproximadamente 24 horas tras suspenderse la ingesta fuerte de alimentos, el tubo digestivo se vacía. Las enzimas se siguen vertiendo al sistema digestivo, pero al no tener nada que digerir ni metabolizar, pasan a los capilares y se dedican a viajar por los 96.000 kilómetros de vasos sanguíneos del cuerpo.
A partir del segundo día, se desencadenarán una serie de procesos que barrerán todo el organismo en lo que se conoce como autólisis, una auto-digestión a nivel celular, que nos devorará poco a poco. Sin embargo, como nuestro cuerpo no es tonto, salva sus tejidos imprescindibles, de modo que lo primero que arroja al voraz y ácido mar de la autólisis son sus tejidos más innecesarios y redundantes. El metabolismo por fin tiene carta blanca para soltar lastre. Es así como las sustancias digestivas, circulando por todo el organismo, consumirán primero los desechos metabólicos y los materiales más inferiores e impuros del cuerpo: depósitos de grasa (que a su vez sirven para almacenar todo tipo de sustancias tóxicas, tejidos defectuosos y nutrientes no metabolizados) y de pus, abscesos, retención de líquidos, celulitis, varices, edemas, manchas cutáneas, células muertas o moribundas, colonias de hongos, protuberancias, tejidos tañados, furúnculos, acumulaciones mórbidas, ginecomastia, toxinas, radicales libres, bolsas oculares, mucosas del sistema respiratorio, desechos en el bazo, hígado y riñones, cristales de ácido láctico en las articulaciones, depósitos en los tubos microscópicos que nutren las células del cerebro, e incluso neoplasmas y tumores. En cuanto el cuerpo se dé cuenta de que está ayunando, estos materiales serán descompuestos y pasarán al torrente sanguíneo y al sistema linfático para ser «quemados» como combustible o eliminados a través de los riñones, el hígado, la orina, la lengua, los pulmones y la piel.
Pero más allá del proceso de sanación y regeneración que atraviesa el cuerpo, es la mente que se transforma también y con ello la vida entera. Te invito a que formes parte de este Primer RETO DE 40 DÍAS que viviremos.