Actitud es lo que determina nuestra felicidad, aceptación, paz y éxito. Nuestra actitud es la fuerza principal que determina si triunfamos o fracasamos. Nuestra actitud es la que hace que nuestros deseos se cumplan o no.
Para algunos, la actitud es una dificultad para todo, para otros, es una oportunidad que se presenta en medio de todas las dificultades. Algunos triunfan por tener una actitud positiva, mientras otros caen en la desdicha por tener una perspectiva negativa frente a las circunstancias. El mismo hecho que la actitud obra favorablemente en algunos, desbarata la vida de otros, es lo suficientemente significativo como para que exploremos su importancia.
Una de mis historias favoritas que comparto en mis talleres es la del abuelo que visitaba la casa de sus nietos. El abuelo durante la visita de fin de año en casa de sus nietos decidió ir a tomar una siesta después de la comida. Los nietos viendo dormir a su abuelo tan plácidamente decidieron hacerle una broma: le pusieron queso Limburger en su bigote. Pronto despertó el abuelo con el olor y exclamó “Esta habitación huele muy mal” se levantó y se dirigió a la cocina. Al poco tiempo notó que la cocina también olía mal, así que salió para respirar aire puro, para su sorpresa, el aire libre tampoco olía bien y dijo: ¡El mundo entero huele mal!
¡Cuánta verdad encierra esto en nuestras vidas! Cuando tenemos “queso Limburger” en nuestras actitudes, el mundo entero huele mal.
Una buena manera para probar nuestra actitud es respondiendo a la pregunta: ¿siento que el mundo me trata bien? Si su actitud hacia el mundo es excelente usted recibirá resultados extraordinarios. Si su actitud hacia el mundo es regular, la respuesta del mundo será regular. Si se siente mal con el mundo, le parecerá que recibe una reacción negativa de la vida. Mire a su alrededor. Analice la conversación de la gente que vive infeliz y sin realización. Les oirá protestar continuamente, quejarse de todo, para ellos la vida es un problema y no una oportunidad para hacer realidad sus sueños.
Adoptar una actitud buena y saludable hacia la vida no afecta tanto a la sociedad como nos afecta a nosotros mismos. El cambio que buscamos no viene de otros, viene de nosotros.
“Nuestra actitud y nuestra acción hacia la vida determinan lo que nos sucede”
Sería imposible calcular el número de empleos que hemos perdido, la cantidad de promociones no logradas, el número de ventas no realizadas y la cantidad de matrimonios arruinados por nuestras actitudes pobres. A diario somos testigos de empleos que aunque se conservan son odiados, y de matrimonios que aunque se toleran son infelices, todo eso porque las personas esperan que los demás o que el mundo cambie, en vez de comprender que ellas son las únicas responsables por su conducta y sus consecuentes resultados. Dios es suficiente para producir en ellas el deseo de cambiar, pero la decisión de actuar bajo ese deseo es suya.
Es imposible hacer todas las situaciones a la medida para que se ajusten a nuestras vidas perfectamente. Pero es posible hacer nuestras actitudes a la medida para que se ajusten a las situaciones perfectamente.
La habilidad de hacer su actitud a la medida de la situación en la vida es una conducta que se aprende. No viene automáticamente. Aprende la conducta, y la apreciación positiva de las cosas vienen como algo natural.
Nuestra actitud determina nuestra relación con la gente
La Regla de Oro dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley” Mateo 7.12
Stanford Research Institute dice que el dinero que usted gana en cualquier empresa está determinado únicamente por el 12.5% del conocimiento y el 87.5% de su habilidad para tratar con la gente.
87.5% conocimiento de la gente + 12.5% conocimiento del producto = Éxito
“El ingrediente más importante en la fórmula del éxito es saber cómo trabajar con la gente”
Teddy Rosbelt
“Pagaría más por la habilidad de tratar con la gente por cualquier otra habilidad”
John Rockefeller
Cuando le preguntaron a J. Paul Getty cuál era la cualidad más importante de un ejecutivo con éxito, replicó “No importa cuánto conocimiento o experiencia posea un ejecutivo; sino puede lograr resultados con la gente, es inútil como ejecutivo”.
Cuando la actitud que poseamos coloque a los otros primero y veamos a las personas como algo importante, entonces nuestra perspectiva reflejará su punto de vista, no el nuestro. Hasta que no nos pongamos en el lugar de la otra persona y veamos la vida a través de otros ojos, seremos como el hombre que salto enojado de su automóvil después de chocar otro automóvil y dijo “Parece que todo el mundo maneja como locos el día de hoy, no miran por donde van. ¡Es el cuarto auto que he chocado hoy!”.
Por lo general, la persona que surge y lidera dentro de una organización tiene una buena actitud. Las promociones no le dan a la persona la actitud destacada, sino una actitud destacada da resultado en promociones.
Así funcionan nuestras relaciones en general, sean de trabajo, amorosa, amistad, compañeros en general. Cuando damos importancia a las personas y mantenemos una actitud positiva lo que lleva a sostener pensamientos y emociones elevadas, nuestras relaciones funcionan.
Casi siempre nuestra actitud es la única diferencia que hay entre el éxito y el fracaso
Los más grandes logros de la historia han sido alcanzados por hombres que apenas superaron en excelencia a los demás en sus respectivos campos.
Esto es lo que se llama el principio del margen pequeño. Muchas veces esa ligera diferencia es la actitud. Otros recursos personales son importantes para alcanzar el éxito, pero por sobre todo la actitud es preponderante.
Ciertamente la aptitud es importante para nuestro éxito en la vida. Sin embargo, el éxito o el fracaso en cualquier empresa es causado más por la actitud mental que por simples capacidades.
Hay muy poca diferencia entre las personas, pero esa poca diferencia es lo realmente importante. Esa poca diferencia es la actitud. La gran diferencia es si esta es positiva o negativa. Piense en algo que desee ¿qué actitud necesita para alcanzarlo?
La actitud que tengamos al comenzar una tarea afectará su resultado más que cualquier otra cosa
Los entrenadores saben mejor que nadie lo importante que es que sus atletas tengan la actitud correcta antes de enfrentarse con un oponente o ante una dura prueba. Los cirujanos quieren que sus pacientes estén mentalmente preparados antes de una operación. Los que buscan empleo saben que su posible empleador quiere algo más que habilidades cuando llenan una solicitud de trabajo. Los oradores quieren una atmosfera propicia antes de comunicarse con su audiencia. ¿Por qué? Porque la actitud correcta al principio asegura el éxito al final. Usted está familiarizado con el dicho: “Todo lo que está bien termina bien”. Pero también es cierto “Todo lo que está bien es porque ha comenzado bien”.
La mayoría de los proyectos fracasan o triunfan antes de comenzar. Un joven alpinista y un experimentado guía ascendían un alto pico en las Sierras. Una mañana muy temprano, el joven fue despertado violentamente por el ruido de algo que se rompía. Pensó que era el fin del mundo. El guía le dijo “No es el fin del mundo, solamente el comienzo de un nuevo día”. Al salir el sol sus rayos caían sobre el hielo y lo derretían.
Muchas veces somos culpables de contemplar los retos de nuestro futuro como el ocaso de la vida antes que como el amanecer de una brillante nueva oportunidad.
Tengo como ejemplo, el caso de dos vendedores de una fábrica de zapatos, ambos son enviados a una isla para vender. El primero, apenas llegó, se sintió totalmente desalentado al darse cuenta que nadie en la isla usaba zapatos. Inmediatamente aviso a la oficina central que se regresaba porque en ese lugar nadie usaba zapatos.
El segundo vendedor corrió distinta suerte gracias a su actitud, cuando llego a la isla se emocionó mucho cuando vio que nadie utilizaba zapatos. Inmediatamente se comunicó con oficina central para pedir que por favor le envíen 10.000 pares porque ahí todo el mundo los necesitaba.
Nuestra actitud puede convertir nuestros problemas en bendiciones
¿Cuál es la diferencia entre un obstáculo y una oportunidad? Solo nuestra actitud hacia él. Toda oportunidad tiene una dificultad y toda dificultad tiene una oportunidad.
“Ninguna sociedad ha desarrollado hombres tenaces en tiempos de paz”
La adversidad es prosperidad para los que poseen una gran actitud. Las cometas se elevan contra el viento, no a favor de él. Cuando el viento adverso de la crítica sople, deje que sea para usted lo que el viento es para el cometa, una fuerza que hace que se eleve más rápido. Una cometa no vuela a menos que tenga la tensión controlada de la cuerda que la ata abajo. Lo mismo sucede en la vida.
Uno nunca sabe lo fuerte que puede ser, hasta que ser fuerte es la única opción que tiene
Los grandes líderes surgen cuando ocurren las crisis. En las vidas de las personas que triunfan vemos repetidamente terribles problemas que les fuerzan a levantarse por encima del promedio común. No sólo encuentran las respuestas sino que descubren un tremendo poder de sí mismas. Como el agua subterránea produce olas muy adentro en el océano, esta fuerza interior explota en una poderosa onda cuando las circunstancias parecen superarse. Entonces transpone el límite el atleta, el autor, el estadista, el científico o el hombre de negocios.
“Hay mucha seguridad en el cementerio, anhelo las oportunidades”
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