La vida podría ser un flujo continuo que nos lleve hacia la expansión. Aprende a usar la conciencia plena (Awarefulness).
No permanecemos en ningún momento en un estado de inactividad, mas al contrario, nos encontramos siempre en movimiento; constante, continuo y permanente. Si prestamos atención podemos observar ese movimiento, en todo momento nos encontramos fluyendo de una actividad a otra, transportándonos de un lugar a otro, pasando de una experiencia a otra, de una emoción a otra, de forma continua e inalterable.
Al acercarnos a un nivel más sutil para observar el movimiento, podemos percibir que incluso nuestras células se encuentran en constante transformación, regenerándose por completo cada 7 a 10 años.
Con el constante movimiento del mundo dentro y alrededor nuestro, acceder a una sensación de paz interna puede parecer imposible de lograrlo. Existe la idea de que esa quietud interior se encuentra únicamente en estados profundos de meditación o asanas de yoga avanzadas. Y la verdad es que incluso en esos estados nos estamos moviendo continuamente, estamos transformándonos hasta la más pequeña de nuestras células. Y en un estado super atómico podemos ver el movimiento, de expansión y contracción, permanente, inalterable, sin parar en la danza del flujo de la vida.
Y en esa continua danza de transformación, regeneración y expansión que se da a través del flujo de la vida podemos encontrar también una especie de quietud, de sosiego y reposo.
Cuando logramos comprender lo que es verdaderamente la paz interior, comenzamos a encontrarla a través de un equilibrio entre el movimiento y al mismo tiempo la quietud percibida.
Creo que el concepto de quietud es bastante relativo a lo que percibimos simplemente con nuestros ojos y nuestra mente. La verdad es que el único momento en que algo está quieto es cuando ha dejado de existir vida en él. Así pues, para que toda la vida se sostenga, debe haber movimiento y ese movimiento puede plasmarse en una multitud de formas.
No siempre el movimiento es una tormenta turbulenta y perturbadora, a veces el movimiento es algo tan suave como la brisa que se pasea entre las hojas de un árbol o las briznas de la hierba en un prado. El movimiento es también un estado libre de perturbaciones donde puede haber un flujo, una danza que crea tranquilidad, paz y sosiego. El movimiento nos permite explorar el funcionamiento interno de nuestros cuerpos, mentes y corazones.
Deshazte de la idea de que debemos permanecer completamente quietos o inmóviles para encontrar paz interior, la verdad es que podemos tenerla todos los días, moviéndonos con delicadeza y gracia, sin importar dónde estemos o lo que estemos haciendo, puede ser un movimiento rápido o lento, pero debe permanecer dentro de un flujo.
Usar el movimiento para acceder a la quietud
Para habitar en el estado de flujo debes acceder a un sentimiento en el que te sumerges por completo en lo que sea que estés haciendo, prestando toda tu atención a la tarea o esfuerzo en cuestión. A este estado de flujo no se suele acceder en estados pasivos o de relajación profunda; requiere cierto nivel de conciencia y actividad. Tu mente se involucra completamente y se alinea con lo que estás haciendo, necesariamente es algo que te apasiona. A medida que tu conciencia está tan profundamente presente, la charla mental habitual, las ansiedades, los nerviosismos, incluso los dolores y molestias, comienzan a desvanecerse y todo lo que parece existir es lo que está justo frente a ti. Estas en estado de flujo y en conciencia plena.
“Los mejores momentos de nuestra vida no son los momentos pasivos, receptivos y relajantes, aunque tales experiencias también pueden ser muy agradables. Los mejores momentos suelen ocurrir cuando el cuerpo o la mente de una persona está inmersa en una actividad donde se esfuerza al máximo, disfrutando de la actividad por lograr algo que vale la pena”.
¿Cómo podemos incorporar en nuestra vida el estado de flujo?, ¿La práctica de atención plena podría ayudarnos?
La practica continua de la meditación nos ayuda a poder alcanzar el estado de flujo sin esfuerzo
No podemos estar en ese estado de flujo todo el tiempo, se necesita práctica y constancia para llegar allí y además mantenernos. Aunque, una vez que lo haces hay un cierto nivel de facilidad, pero no podemos mantenernos todo el tiempo en él, sería imposible y tampoco es lo ideal. Necesitamos momentos de pasividad, relajación y descanso. Esos momentos son tan vitales como los de actividad y esfuerzo que realizamos. La danza entre el movimiento y la quietud es esencial para acceder y mantener una sensación de paz interior.
Para crear la conciencia enfocada (Awarefulness) o la atención sostenida que necesitamos para poder ingresar y mantenernos en el estado de flujo, tiene que haber una intención clara y firme en nuestra mente.
Los seres humanos tenemos más de 6.000 pensamientos al día, y la persona promedio no tiene conciencia de ello, no comprende de dónde vienen esos pensamientos o hacia dónde van, lo cual crea generalmente confusión y agotamiento. Aprovechar el poder de la mente es una práctica de presencia, al igual que el estado de flujo y su permanencia.
El tiempo de introspección y tranquilidad con nosotros mismos apoya momentos más pequeños de alineación que finalmente conducirán a esos instantes de euforia y dicha que se vive en el estado de flujo. Cuando aprendemos a acceder a la conciencia enfocada momento a momento, la incorporamos a nuestra vida cotidiana, entonces impregnará todo lo que hagamos.
La meditación en quietud sentada, puede parecer como si no hubiera movimiento. Con la falta de fluctuaciones externas, existe la oportunidad de conectarse internamente con las fluctuaciones de la mente. Estas prácticas ayudan a cultivar la conciencia plena, ya que nos permiten notar cómo y cuándo la mente se distrae y nos aleja de la conciencia del momento presente. A medida que notamos hacia dónde va la mente y la guiamos delicadamente de regreso, fortalecemos nuestra capacidad de acceder a un estado de presencia más fácilmente.
Beneficios de entrar en el flujo como una práctica habitual
- Eleva tu capacidad para manejar y regular tus emociones. Al acceder al estado de flujo hay crecimiento y comprensión hacia el mundo emocional y toda su complejidad. Comprender la amplia gama de emociones humanas que tenemos puede ayudarnos a regularlas en cualquier momento y frente a cualquier situación.
- Ayuda a lograr el enfoque y una sensación de claridad. En el estado de flujo, nuestra mente tiene la oportunidad de establecerse en un espacio enfocado donde los pensamientos, los miedos y las ansiedades que te distraen se desvanecen. Las prácticas de meditación con las que nos involucramos respaldan nuestra capacidad para encontrar una relativa quietud en la mente y establecernos en el espacio de la claridad por más tiempo.
- Aumenta la sensación de felicidad y la realización del Ser. El estado de flujo es un estado activo en el que nos involucramos con algo que nos brinda un propósito y nos otorga una sensación duradera de satisfacción que se extiende más allá de la alegría momentánea, una dicha suprema, embriagadora y permanente. Hay un nivel de logro después de poner una cierta cantidad de esfuerzo que nos permite sentir un impulso de satisfacción y conquista.
- Potencia la creatividad y la motivación. Si la mente se distrae con las tareas y los quehaceres cotidianos, es muy difícil mantenerse creativo e inspirado. Es en este estado de flujo cuando podemos aprovechar de acceder a la fuente de creatividad dentro de nosotros, cuanto más nos sumerjamos en esa fuente más fácil será encontrar la inspiración.
- Aumenta la capacidad de afrontar retos y superar dificultades. En el fluir, nuestros pensamientos se disipan. Los miedos, los juicios y las limitaciones que solemos imponernos y que nublan la mente ya no existen. Entonces con una mente clara y serena somos capaces de lograr cualquier cosa que nos propongamos.
El estado de flujo es una combinación de movimiento y quietud. Nos da una conexión con cómo se siente la verdadera alineación. Todas las habilidades y destrezas con las que nos equipamos en las práctica de meditación diaria nos da la oportunidad de alcanzar el estado de flujo.
Sin conciencia de la mente, no podemos estar presentes con ninguna actividad o tarea en cuestión. El estado de flujo es una meditación en movimiento y acceso a la paz interior a través de la danza de movimiento y quietud.