Cuando uno se ha entregado completamente a un proceso de transformación, ha trabajado disciplinadamente en la liberación de todas sus falsas creencias y emociones tóxicas, llega a experimentar un profundo sentimiento de paz, donde ya no hay conflicto, la negatividad está ausente por completo y el amor omniabarcante se experimenta en serenidad, tranquilidad, plenitud, realización, gratitud y felicidad. Hay quietud interior y un sentimiento de unicidad, amor y libertad total, donde la paz interior es imperturbable.
Las acciones no requieren esfuerzo y su efecto es espontáneo, armonioso y amoroso. Se produce un cambio de percepción del Universo, de la vida y la relación que tenemos con él. A este nivel hemos logrado trascender nuestro ego con sus arquetipos limitadores, sus falsas creencias, emociones, identidades y preocupaciones.
La experiencia de la libertad emocional y del profundo sentimiento de paz viene acompañada de una gran fortaleza. La persona ya no puede ser intimidada, controlada, manipulada o programada. En este estado somos imperturbables e invulnerables a cualquier amenaza del mundo.
En este nivel no hay necesidad de deseo, porque todo se manifiesta en la vida de manera espontánea y automática, sin voluntad consiente y sin esfuerzo. A este nivel los pensamientos que se mantienen en la mente son muy poderosos y tienden a manifestarse rápidamente.
Después de un largo y disciplinado trabajo de introspección y desarrollo interior llegamos a este nivel de conciencia, donde podemos decir, somos verdaderamente libres.